martes, 9 de noviembre de 2010

Néstor Kirchner



¿Cómo extrañar a alguien a quien no hemos conocido?


Esa pregunta se reflejaba en la carita de todos los chicos del DeporVida al enterarse de que el día de la familia, programado para el sábado 30 de octubre, lo habíamos pasado al 6 de noviembre por la muerte de Néstor Kirchner.
Cómo extrañábamos hasta las lágrimas a alguien a quien ninguno de nosotros conoció fue lo que quisimos explicarles esta ventosa mañana de sábado. No sé si lo logramos. Tampoco sé si hacía falta, porque en el barrio, en la Isla, también lo lloraron muchos de sus padres, abuelos, tíos, que no trabajaban hace años o no lo habían hecho nunca y ahora lo hacen mejorando el barrio desde sus puestos de Argentina Trabaja, o cuidando el Puente La Boca al cual no se pudo entrar por años hasta que lo restauraron; lo lloraron sus hermanos que van al Envión y reciben apoyo escolar y oficios para poder terminar el secundario y tener una salida laboral; lo lloraron las madres que desde hace un año pueden tener un plato de comida digno en su mesa gracias a la Asignación Universal por Hijo.
A Néstor lo lloramos todos los que no somos de la Isla pero elegimos ese lugar como lugar de trabajo para un futuro mejor: más justo, inclusivo, tolerante, ilustrado; todos los que volvimos a tener fe en la militancia no de un partido sino de una ideología; los que no nos conformamos con quedarnos de brazos cruzados pidiéndole al presidente que haga las cosas bien, pero no dejamos de sorprendernos si así lo hace.
"Un presidente es una persona que tiene un montón de dinero y que puede usar ese dinero para ayudar a los más pobres o no", les dijimos a los chicos y chicas del DeporVida ese sábado. "Néstor eligió hacerlo y por eso lo lloramos".
El sábado 30 de octubre dedicamos la mañana a hacer cartas y dibujos para Cristina Fernández. Le serán entregadas si todo sale bien pero, mientras tanto, acá va un adelanto.





Llorarlo es poco.