Un sábado futbolero
"Esta es la banda loca del candombero, la que lo sigue a telmo y no pide nada, la que si va perdiendo sigue alentando, porque a pesar de todo lo sigo amando, al candombero" (canción popular de la hinchada del club San Telmo, de Isla Maciel *)
Es un sábado distinto. El apoyo escolar no arrancó como habitualmente a las 10 de la mañana, sino pasado el mediodía. Apenas apuramos unos sándwiches de jamón y queso (esta vez, la comida no parecía ser lo más importante). Todo se fue adaptando al horario en q jugaba San Telmo, el club favorito de todo DeporVida. Y allá fuimos, a las 3 en punto, en un micro tipo escolar embanderado de azul, mezcla de Telmo y DeporVida.
El viaje fue una fiesta: todos estábamos excitados, emocionados y ansiosos. Entre la Isla y Villa Crespo nos pusimos más o menos a tiro con las canciones típicas de la cancha, que se iban repitiendo como en una cajita musical rodante.
A pesar de las recomendaciones de no sacar ni brazos ni cabezas por las ventanillas -respetadas a fuerza de insistir- el colectivo no pasó desapercibido para nadie en la siesta de Buenos Aires. Nosotros desde arriba cantábamos y jugábamos a arrancarle el saludo o la sonrisa a motoqueros y automovilistas. A más de uno le pegamos nuestra risa. Quizá el sol ayudaba al buen humor general de los porteños que, primero miraban raro ese barullo andante, pero luego consentían (hubo hasta manos moviéndose como banderas en alto).
El partido arrancaba a las cinco: casi dos horas antes estábamos adentro, en la zona de la platea. La ansiedad nos despertó el hambre y enseguida propusimos el reparto de alfajores (después vendrían chupetines y caramelos). El calor, como todos los primeros calores, se volvía insoportable: terminamos empapándonos en el baño.
Para la mayoría de los de DeporVida el partido era la excusa para estar en la cancha, ese espacio popular en el que sólo hay dos bandos y el diferente es el que viste otro color de camiseta. Ese era el paseo de este sábado. Era, además, el lugar para enorgullecerse de su San Telmo (aunque perdiera, como de hecho ocurrió, resultado del que algunos nos enteramos recién a la vuelta). Les aseguro que no empañó la fiesta, que incluyó hasta una coreografía final al compás del "candombero".
(*) Adaptación de Sin Ti, de Donato y Estéfano
Texto: Verónica Dema / Fotos: Caro Pierri











1 comentario:
Mi abuela vivio en la ISLa toda su vida y hasta el sabado anterior a su partida, yo iba a visitarla, a comer pastas y a ver a mi amado SAN TELMO junto a mi hermano y mi padre.
Ahora, quince años despues, soy docente y trabajo en una escuela primaria del Barrio Mitre, en Saavedra.
Me parece formidable y me encanta el trabajo que hacen con los chicos. Verlos en la cancha de Atlanta, vitoreando y festejando a pesar del resultado.
Espero que sigan con el proyecto adelante y nos volveremos a ver en la proxima excursion al estadio.
Un abrazo.
César Lenci
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